Visión del mercado

Batiendo el mercado

11.09.2023 11:56


«La inversión exitosa se basa en gestionar el riesgo, no en evitarlo.» – Benjamin Graham

En el fascinante mundo de las inversiones, la sabia cita de Benjamin Graham se mantiene como un faro de conocimiento financiero. Graham, el renombrado economista y autor de «El inversor inteligente», no solo sentó las bases del Value Investing, sino que también subrayó la importancia fundamental de la gestión del riesgo en el proceso de inversión. Esta simple afirmación encierra una verdad que ha iluminado el camino hacia el éxito financiero de generaciones de inversores.

Comprender el Riesgo
En primer lugar, debemos entender qué significa realmente el riesgo en el contexto de la inversión. Con frecuencia, se asocia el riesgo con la posibilidad de pérdida, y es innegable que todas las inversiones conllevan algún grado de riesgo. Sin embargo, la clave reside en reconocer que no todos los riesgos son iguales. La idea de riesgo ha ido también evolucionando. ¿Riesgo es la volatilidad del activo?  Autores tan influyentes como Markowitz o Fama han trabajado en esa línea, influyendo en una parte muy significativa de la inversión colectiva. ¿Es el movimiento en contra de la dirección esperada? ¿Debe considerarse individualmente para cada activo, o sobre el conjunto de la cartera? ¿Si se hace de manera individual estamos rompiendo el principio de la diversificación, que se basa en la correlación entre activos?

Gestionar el Riesgo vs. Evitar el Riesgo
Evitar el riesgo, en su forma más simple, implicaría mantener el dinero en efectivo o en inversiones extremadamente seguras, como bonos del gobierno. Si bien esta estrategia puede preservar el capital, también puede inhibir el crecimiento y erosionar el poder adquisitivo debido a la inflación. Además, en un mundo de tasas de interés históricamente bajas, los retornos de las inversiones ultraseguras a menudo no son suficientes para alcanzar metas financieras a largo plazo.

La gestión del riesgo, por otro lado, implica entender y evaluar el riesgo asociado con una inversión particular y tomar decisiones informadas para mitigarlo. Esto se logra diversificando la cartera, investigando exhaustivamente las inversiones y estableciendo un horizonte de inversión adecuado. En lugar de evitar el riesgo por completo, la gestión del riesgo busca controlarlo y convertirlo en una oportunidad para obtener mejores rendimientos ajustados al riesgo.

Gestión Pasiva y Diversificación

Un desarrollo clave que ha revolucionado la gestión del riesgo es la popularización de la gestión pasiva a través de los Exchange Traded Funds (ETFs) que replican índices. Estos ETFs ofrecen carteras ya diversificadas que siguen índices como el , el NASDAQ o el , democratizando el acceso a carteras diversificadas a cualquier inversor, sin importar su tamaño. Al invertir en un ETF, los inversores obtienen exposición a una amplia gama de activos sin necesidad de seleccionar acciones individuales. Son productos que permiten resolver de manera práctica buena parte de las preguntas que lanzábamos anteriormente. En la medida en que un ETF que replica un índice ya es una cartera diversificada, una gestión activa de ese ETF permite incorporar una capa adicional de gestión de riesgos que, sin alterar ese principio de la diversificación que indicábamos anteriormente, permite mejorar sensiblemente el performance de la inversión si se hace correctamente. Y ahí está la dificultad. La teoría parece fácil, pero la práctica no lo es… o sí.

Un enfoque al alcance de todos
A continuación vamos a plantear un enfoque totalmente práctico, basado en el posicionamiento institucional, es decir, en las decisiones que toman los grandes gestores de patrimonio sobre un índice como puede ser el S&P500. Hemos desarrollado modelos propios que permiten calcular el precio al que estos inversores tienen más probabilidad de actuar, resumiéndolos en tres Niveles Institucionales: el Nivel de los Market Makers (NMM), el Nivel Institucional Superior (NIS) y el Nivel Institucional Inferior (NII).

El primero de ellos, el NMM, muestra el precio medio al que se encuentra invertido el mercado, y determina la propensión o régimen alcista o bajista de una activo. Cuando el S&P500 cotiza por encima del NMM, decimos que tiene propensión alcista, o que se encuentra en un régimen alcista. Por el contrario, cuando cotiza por debajo de este nivel, pasará a tener predisposición bajsita, o se encontrará en un régimen bajista.

En cuanto al NIS y al NII, debemos conocer que el NIS se corresponde con el nivel de precio en el que el apetito comprador se encuentra en el 100%, mientras que el NII indica el nivel de precio en que el apetito comprador se encuentra en el 0%. Esto tiene una consecuencia práctica muy clara: cuando la cotización del S&P500 supera el NIS, tiende a subir a un ritmo mayor, ya que los inversores institucionales siguen acumulando posiciones compradoras, lo que impulsa el precio al alza, mientras que cuando la cotización cae por debajo del NII, es muy probable que reduzcan sus posiciones provocando caídas más rápidas.

¿Pero esto es realmente así? Veámoslo.

S&P500 y Niveles Institucionales (mar'16-sep'23)S&P500 y Niveles Institucionales (mar’16-sep’23)

Tabla de Eficiencia de los Niveles Institucionales

A continuación mostramos las variaciones experimentadas por el S&P500 entre marzo de 2016 hasta nuestros días. En este período, vemos que ha subido a un ritmo anual compuesto del 9,9%, lo que se traduce en una revalorización del 92%.

Cuando superponemos el NMM, NIS y NII sobre el histórico del S&P500, vemos que el índice ha tenido períodos en los que ha cotizado por encima del NMM (línea negra de trazo grueso) y otros por debajo. También puede verse por el código de colores que hemos usado. El área verde refleja los momentos en los que la cotización está por encima del NMM, y de color rojo cuando cotiza por debajo. Sin embargo, más allá del propio gráfico, lo importante es medir, cuantificar, cómo se ha comportamos en cada uno de estos escenarios.

Tabla de Eficiencia S&P500Tabla de Eficiencia S&P500
Así, podemos comprobar que cuando ha cotizado por encima del NMM (columna «>NMM«), su ritmo de crecimiento anual compuesto ha sido del 27,8%. Sin embargo, cuando ha cotizado por debajo del NMM, su variación en términos anualizados ha sido del -62,4%.

¿Quiere esto decir que si pudiéramos evitar los momentos en los que ha cotizado por debajo del NMM habríamos obtenido una rentabilidad mayor para nuestros ahorros? Efectivamente. En particular, se habrían revalorizado en el mismo período un 203%, frente al 92% anterior (estas cifras no tienen en cuenta las comisiones).

Por otro lado, decimos que cuando la cotización supera el NIS, debería acelerarse el movimiento al alza y, como puede comprobarse en la tabla de eficiencia, el ritmo de crecimiento ha sido del 33,6%. Lo mismo sucede cuando ha cotizado por debajo del NII, ya que el ritmo de sus caídas se ha acelerado hasta el 117,9% en términos anualizados.

Para visualizar este efecto gráficamente, hemos calculado con base 100 en marzo de 2016 cuál habría sido la evolución hasta nuestros días del S&P500 tomando como criterio los casos comentados.

Efecto de los Niveles Institucionales (mar'16-sep'23)Efecto de los Niveles Institucionales (mar’16-sep’23)
Alguien podría pensar que esto quizá se haya cumplido únicamente para el S&P500, pero ¿qué ocurre con otros activos? La tabla siguiente muestra estas mismas estadísticas para otros de los activos para los que calculamos el posicionamiento institucional, y donde se cumple en todos los casos lo comentado.
Tabla de Eficiencia

¿Qué se necesita para implementar esta metodología?
Simplemente, la información de los Niveles Institucionales en cada momento en el tiempo, algo que actualizamos semanalmente y compartimos gratuitamente desde hace más de un año. Sin ir más lejos, en el vídeo que acompaña a este artículo, compartimos los Niveles aplicables a partir del lunes 11 de septiembre, y así lo llevamos haciendo desde hace meses.

Conclusión
Benjamin Graham, en su enfoque de inversión en valor, abogó por la diversificación como una forma efectiva de gestionar el riesgo. Los ETFs, que representan una cartera diversificada, están alineados con esta filosofía. Al invertir en ETFs, los inversores aprovechan la diversificación sin la necesidad de una selección individual de acciones, lo que reduce el riesgo asociado con la elección de activos individuales. Hacer una gestión activa como la explicada en este artículo permite, de una forma sencilla y asequible para cualquier inversor, añadir una capa de gestión del riesgo adicional a la clásica de la diversificación, sobre todo si se aplica sobre ETFs que además tienen la ventaja de la eficiencia en costes.

La gestión del riesgo sigue siendo un principio esencial en el mundo de las inversiones. La cita de Benjamin Graham, «La inversión exitosa se basa en gestionar el riesgo, no es evitarlo.» resuena especialmente en una era en la que la gestión pasiva a través de ETFs ha democratizado la diversificación. La gestión activa propuesta, combinada con la inversión pasiva, permite a los inversores enfrentar el riesgo con inteligencia y aprovechar las oportunidades del mercado. Esta combinación, al igual que una sinfonía bien dirigida, puede llevar a un resultado armonioso y exitoso en el mundo de las inversiones. En última instancia, la inversión exitosa se trata de abrazar el riesgo informadamente y convertirlo en una herramienta para alcanzar tus propias metas financieras.

En el vídeo que hemos llamado «Batiendo al Mercado con los Niveles Institucionales» revisamos estos datos, pero también su aplicación práctica en 14 de los activos más importantes: S&P500, Dow Jones, , , , , , Gas Natural (BME:), , , , T-Note 10y y T-Note 2y.

¡Buena semana y buenas inversiones!



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