Cómic semanal: Pobre Draghi, se marcha a pesar del apoyo europeo
26.07.2022 20:56
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Investing.com — «Pobre Italia» es el lamento de moda en Twitter (NYSE:TWTR) tras el último drama político del país. Aunque quizás «pobre Draghi» sería más acertado.
Mario Draghi, el primer ministro de Italia, dimitió de su cargo la semana pasada después de que tres de los partidos con los que se asoció originalmente para formar un gobierno de unidad nacional boicotearan una votación de confianza. Inmediatamente después de su salida, Draghi recibió las simpatías de propios y extraños.
Un periódico italiano arremetió contra los opositores de Draghi por haber «ahogado» al ex presidente del Banco Central Europeo, de 74 años. Otro decía que había sido «traicionado».
En Gran Bretaña, se comparó a Draghi con las grandes figuras de la Antigua Roma. El Financial Times lo comparó con Cincinnatus, un hombre sacado de su retiro para responder a la petición de ayuda de una nación. The Guardian comparó a Draghi con Julio César, diciendo que había sido «apuñalado por la espalda» por políticos menores.
Son opiniones justificadas. Incluso en medio de su salida de la escena política, Draghi conserva -con razón- la admiración generalizada por su notable liderazgo en algunos de los momentos más problemáticos de Europa.
Como presidente del BCE, se comprometió a hacer » o «lo que fuera necesario» para salvar la eurozona. Este mes se cumplen exactamente 10 años de esa famosa promesa, que finalmente se cumplió.
Después, como primer ministro, a partir de febrero de 2021, dio un nuevo impulso a la respuesta de Italia a la pandemia y convenció a la Unión Europea para que asignara al país 200,000 millones de euros de los muy necesarios fondos de rescate tras la crisis. También fue un crítico constante y abierto de la invasión rusa de Ucrania, haciendo caso omiso de las preocupaciones sobre el suministro de energía y de los vínculos que algunos de sus colegas mantienen con el Kremlin.
Sin embargo, Draghi se enfrentó a los miembros de su coalición, entre los que se encontraban el antisistema Movimiento Cinco Estrellas, el partido demócrata de centro-izquierda y la Liga de derechas liderada por el populista Matteo Salvini. Las conversaciones sobre cuestiones internas, como la recaudación de impuestos sobre la propiedad y las concesiones en las playas, resultaron especialmente complicadas.
Un último llamamiento a su programa de reformas, que incluía elementos controvertidos como el recorte de los subsidios a la renta y la apertura de los monopolios comerciales locales a la competencia, no consiguió apoyos. El apoyo a su gobierno se evaporó rápidamente.
La agitación en Roma sacudió los ya frágiles mercados de deuda italianos. El rendimiento del bono de referencia a 10 años se disparó, ampliando la importantísima prima entre su equivalente alemán que se utiliza para juzgar el riesgo de que Italia se vea obligada a salir de la eurozona debido a su enorme carga de deuda.
El colapso del gobierno de Draghi se produjo a pesar de los esfuerzos de sus partidarios fuera de Italia, a saber, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y su sucesora en el BCE, Christine Lagarde.
En junio, von der Leyen elogió efusivamente a Draghi, declarando a los medios de comunicación italianos que «es un verdadero europeo y tiene una gran experiencia». Añadió que la cooperación entre Draghi y Bruselas es «realmente importante».
Ciertamente lo es. Draghi fue puesto en el punto de mira en parte para negociar las reformas necesarias para asegurar a Italia su botín del enorme fondo de la UE para la recuperación de la pandemia.
Roma es el mayor beneficiario del programa, lo que significa que su éxito general dependerá en gran medida de cómo ayude a la economía italiana. La salida de Draghi arroja así dudas sobre los ambiciosos planes de ayuda de la UE para el conjunto del bloque.
Mientras tanto, el BCE ha dado a conocer una nueva herramienta diseñada para evitar un estallido en los mercados de deuda de la zona periférica del euro -sobre todo en Italia- y sus homólogos más ricos en el resto de la zona monetaria.
El fin de la etapa de Draghi en el cargo complicará aún más esa tarea. El nuevo instrumento del banco central viene con una lista detallada de criterios de elegibilidad, como la sostenibilidad fiscal y la falta de desequilibrios macroeconómicos, que el nuevo líder de Italia puede no estar dispuesto a seguir.
«Se trata de un sólido conjunto de posibles trampas, objeto de mucho análisis en los próximos meses, obstáculos importantes pero no insuperables para el próximo gobierno italiano», escribieron David March y Ellie Groves en el Foro Oficial de Instituciones Monetarias y Financieras, con sede en Londres.
Italia se enfrenta ahora a un futuro incierto. Pero no está sin líder: Draghi permanecerá como primer ministro interino hasta las elecciones anticipadas del 25 de septiembre.
Queda por ver si el legado de las reformas que persiguió con tanta asiduidad perdurará o no.
Pobre Draghi.
