¿Derrota o redefinición? Lo que dicen los resultados en Colombia a EE.UU. sobre su relación con América Latina
23.06.2022
0 1 4 minutos de lectura
23.06.2022 21:40
Alex Wong / Gettyimages.ru
La victoria del izquierdista Gustavo Petro en las elecciones presidenciales de Colombia deja al desnudo la disminución de la influencia de EE.UU. en América Latina.
En la primera década de este siglo, Washington puso en marcha el denominado ‘Plan Colombia’ a través de bases, asesoría y entrenamiento militar, así como alianzas con actores irregulares. Después de esta inversión militar sin precedentes, EE.UU. logró derrotar a las guerrillas pero, a la larga, no pudo evitar que la izquierda llegara al Gobierno.
Por medio de su gran aliado político, el uribismo, los sucesivos gobiernos de EE.UU. fueron construyendo una pieza útil no solo para lograr «estabilizar» Colombia, sino también como pivote en contra de los avances progresistas de Latinoamérica a lo largo del siglo.
Por ello, con la derrota del uribismo y el advenimiento de una época postbélica, pero sobre todo con el triunfo de Gustavo Petro, EE.UU. pierde el último bastión que le quedaba en la región. Básicamente a Washington ya no le quedan aliados firmes en el continente, donde avanza la inversión China y florecen los sentimientos antiestadounidenses.
Y no se trata solo de Colombia. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se declaró neutral ante el conflicto en Ucrania. Chile, su otrora gran aliado, también caía ante la seducción izquierdista con su nuevo presidente, Gabriel Boric, quien también ganó en medio de oleadas de protestas. En Ecuador, su nuevo aliado apenas puede mantener el poder en medio de fuertes protestas indígenas. Y el Gobierno de México se lanzó a apoyar a Cuba, Nicaragua y Venezuela cuando estos países no fueron invitados por la Administración Biden a la Cumbre de las Américas en Los Ángeles.
Si hay algún «perdedor común» en las últimas elecciones de Perú, Honduras, Chile y ahora Colombia –Brasil está por verse en octubre– es la política de EE.UU. hacia el continente.
Colombia, que era un pedazo de tierra fortificada, aislada de lo que pasaba en el continente, también ha cedido a la corriente izquierdista, algo que nunca había pasado en su historia.
¿Fin a una era belicista de la Casa Blanca?
Si hay algún «perdedor común» en las últimas elecciones de Perú, Honduras, Chile y ahora Colombia –Brasil está por verse en octubre– es la política de EE.UU. hacia el continente.
Además, la posible nueva relación con Venezuela, que ya asoma Petro, desborda toda la política intervencionista que venía desde el expresidente Donald Trump y que llevaba al país neogranadino a prestar su territorio para acciones concretas contra el Gobierno venezolano.
El Ejecutivo colombiano saliente prestó su territorio para que se asentará una buena parte del «gobierno paralelo» de Juan Guaidó, impulsado por Washington, que llegó a contar con un ‘Tribunal Supremo’, una ‘fiscal’ y un ‘canciller’ simulados que no tenían ninguna función ni mandato pero que eran apoyados firmemente por Bogotá.