El fenómeno neerlandés: crecen economía e inflación pese a falta de personal
17.08.2022 16:00
El fenómeno neerlandés: crecen economía e inflación pese a falta de personal
Imane Rachidi
La Haya, 17 ago (.).- La economía neerlandesa ha crecido con fuerza durante el segundo trimestre de 2022, un 2,6 %, a pesar de la crisis energética, la alta inflación y la desconfianza del consumidor, mientras aumenta la presión en el mercado laboral ante el alto número de puestos de empleo sin candidatos para trabajar.
Según datos publicados este miércoles por la oficina neerlandesa de estadísticas (CBS), las finanzas del país no dejan de sorprender a los economistas: el PIB ha crecido un 2,6 % desde el primer trimestre de 2022 pese a que la situación auguraba peores cifras, dada la crisis energética y la histórica inflación, que era del 8,6 % en junio.
«La economía neerlandesa sigue avanzando sin parar (…) Se ha hablado mucho sobre una recesión, pero las cifras de hoy muestran que esto está lejos de ser el caso», aseguró el economista jefe de la CBS, Peter Hein van Mulligen, en la presentación de los datos, en la que celebró que a la economía local le va mejor que a otros vecinos europeos.
Si se comparan los datos con el mismo trimestre de 2021, ese crecimiento es incluso del 5,3 %, según la CBS. El cambio más importante: el segundo trimestre de este año es el primero en la pandemia en el que no se han aplicado medidas contra la COVID-19, lo que permitió reabrir los negocios más afectados, como el ocio nocturno y los grandes festivales.
El comercio, la inversión y el gasto de los consumidores fueron los que más contribuyeron al fuerte crecimiento: el fin de las restricciones ha supuesto un impulso significativo, puesto que los consumidores han gastado entre abril y julio un 7% más que en el segundo trimestre de 2021.
La industria se aceleró invirtiendo más en activos fijos, maquinaria y tecnología, y las exportaciones subieron un 5,6 % en comparación con un año antes.
Esto choca con las advertencias del Banco Central Neerlandés, que advirtió en junio de que el crecimiento corre el riesgo de frenarse debido a la guerra en Ucrania y la inflación, y que, si el suministro de gas ruso se detiene de forma abrupta, se podría registrar una contracción económica importante.
FALTA DE TRABAJADORES
Frente a estos datos, la paradoja se da al analizar la situación de tensión que registra el mercado laboral: la carga de trabajo sobre el personal no ha dejado de aumentar debido a la escasez de personal, y los empresarios ven aumentar los costes por la inflación, pero también por las necesarias subidas de sueldo de sus trabajadores para poder retener trabajadores.
La conclusión de la CBS es que el número de vacantes sin cubrir no deja de aumentar y la cifra de personas que buscan trabajo cae en picado, y que ambos datos alcanzan un máximo histórico, puesto que el desempleo (3,4%) no ha estado tan bajo desde 2003.
A finales de junio, había 467.000 puestos de trabajo sin cubrir en Países Bajos, más del doble que hace dos años, un problema particularmente agudo en el sector cultural, el deporte y la recreación, el transporte y la logística, la hostelería y el comercio.
A finales de 2021, ya había un desajuste llamativo: 106 vacantes por cada 100 personas que buscaban trabajo en Países Bajos, pero este dato se disparó en el segundo trimestre de 2022, con 143 vacantes por cada 100 desempleados.
Además, entre abril y junio se crearon otros 16.000 nuevos puestos de trabajo, mientras que el número de desempleados que buscaban trabajo se redujo en 11.000 personas.
¿Cómo se refleja esto en los negocios? El 84 % de los empresarios afronta problemas de falta de personal, y un 38 % experimenta esta situación como un obstáculo importante en sus operaciones comerciales.
Una encuesta empresarial realizada por la Cámara de Comercio y representantes de diferentes sectores ha mostrado que, para uno de cada tres empresarios, la principal consecuencia de esta escasez es el aumento de la carga de trabajo entre la plantilla. Esto eleva las bajas por estrés laboral.
Otra de las consecuencias que subrayan una sexta parte de los empresarios es un claro aumento en costes laborales porque, por ejemplo, tienen que pagar mayores salarios, mientras que otros lamentan verse obligados a contratar personas con poca experiencia, lo que pasa especialmente en la construcción y la agricultura.