29.06.2022 04:39
John Hinckley Jr. llega a la Corte de Distrito de Estados Unidos en Washington, el 18 de noviembre de 2003. Evan Vucci / AP
John Hinckley Jr., el hombre que en 1981 intentó asesinar al entonces presidente de EE.UU., Ronald Reagan, concedió este martes una entrevista al programa CBS Mornings, en la que se disculpó por su crimen y aseguró que ahora está tratando de demostrar que es «un tipo normal» .
«Siento un verdadero remordimiento por lo que hice . Sé que probablemente no puedan perdonarme ahora, pero solo quiero que sepan que lamento lo que hice», dijo Hinckley durante su conversación con el periodista Major Garret, quien le preguntó por el motivo que lo llevó a participar en la entrevista.
Liberan 41 años después a John Hinckley Jr., el pistolero que disparó a Ronald Reagan
«Solo estoy tratando de mostrarle a la gente que soy un tipo normal y corriente, que trata de seguir adelante como todos los demás . Si cree que solo soy una persona loca, ya no lo soy en absoluto», le contestó a Garrett.
Hinckley también habló en el programa sobre cómo planeó y llevó a cabo su intento de quitarle la vida al 40.º presidente de Estados Unidos. «Fui al hotel Washington Hilton, y él salió de dar un discurso. Y yo estaba allí, y le disparé, alcanzando desafortunadamente también a otras personas», explicó, y aseguró que no recuerda el momento en que apretó el gatillo de la pistola.
«Es como si hubiera pasado todo una vida» , manifestó. «Es algo que no quiero recordar. Fue todo tan traumático», confesó, agregando que a pesar de haber llevado a cabo el ataque, cree que su víctima era un «buen hombre y un buen presidente».
41 años de exámenes mentales
Hinckley señaló que posiblemente fuera una enfermedad mental la que le hizo llegar al punto de intentar matar a Reagan para impresionar a la actriz Jodie Foster, con la que estaba obsesionado por aquellos tiempos.
«Estaba haciendo cosas que una buena persona no hace. Es difícil para mí relacionarme con esa persona en ese entonces», declaró el hombre. «Realmente creo que tenía una enfermedad mental grave que me impedía distinguir el bien del mal en ese entonces» , sostuvo.
Hinckley, quien pasó décadas bajo supervisión médica, afirmó haber sido «la persona más examinada en todo el sistema de salud mental a lo largo de 41 años». Durante este tiempo, concretamente a principios de la década de 1980, tuvo dos intentos de suicidio , según reveló. «Uno fue un ahorcamiento y el otro una sobredosis de pastillas» , precisó.
Aprueban la liberación incondicional de John Hinckley Jr., el hombre que intentó asesinar a Ronald Reagan hace 40 años
Al día de hoy, tras haber conseguido la libertad incondicional a principios de este mes, Hinckley todavía toma dos medicamentos psicotrópicos y otorga mérito a décadas de terapias individuales y grupales que le permitieron reintegrarse a la sociedad. «Psicológicamente, esa persona está muerta», aseguró en referencia a su yo de antes. «Soy una persona completamente diferente en mente y espíritu» , aseveró.
¿Que pasó en el momento del crimen y después?
En 1981, Hinckley disparó e hirió al 40.º presidente de Estados Unidos cerca de un hotel en Washington. El tiroteo paralizó al secretario de prensa de Reagan, James Brady, que murió en 2014, e hirió a Timothy McCarthy, agente del Servicio Secreto, y al policía Thomas Delahunty. No obstante, el jurado declaró no culpable al atacante por razón de locura , pero dictaminó que el individuo sufría psicosis y necesitaba tratamiento, por lo que ordenó su reclusión en un psiquiátrico .
En 2016 salió del establecimiento donde se encontraba recluido desde junio de 1982. Las condiciones impuestas por el tribunal implicaban la supervisión médica de su tratamiento psiquiátrico. Asimismo, se le prohibió a Hinckley poseer armas y ponerse en contacto con los hijos de Reagan, otras víctimas o sus familias, y la actriz Jodie Foster, con la que estaba obsesionado desde antes del tiroteo de 1981.
En 2021, la Justicia estadounidense llegó a un acuerdo para la liberación incondicional de Hinckley, con lo que finalmente, 15 de junio de 2022, dejó de estar sujeto a la supervisión judicial, después de pasar más de cuatro décadas en centros de reclusión y de salud mental.
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