España y China buscan nuevas oportunidades en sus relaciones económicas
29.03.2023 10:21
© Reuters. España y China buscan nuevas oportunidades en sus relaciones económicas
Víctor Escribano
Shanghái (China), 29 mar (.).- La visita a China que llevará a cabo entre mañana y el viernes el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, pone de relieve los lazos entre ambos países, que este año celebran su 50 aniversario y que presentan nuevas oportunidades desde el punto de vista económico y comercial.
El viaje del mandatario español se produce poco antes de que asuma la presidencia de turno de la Unión Europea (UE) y, según el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, servirá especialmente para pedir al líder chino, Xi Jinping, que «use su influencia personal» para lograr que el presidente ruso, Vladímir Putin, «ponga fin a la guerra de Ucrania».
No obstante, Sánchez también dedicará espacio durante su breve visita a asuntos económicos, ya que pronunciará un discurso ante el Foro de Boao -considerado el ‘Davos asiático’- y mantendrá un encuentro con empresarios españoles que operan en China.
El gigante asiático es el principal socio comercial de España fuera de la UE y el cuarto en la lista total, por detrás de Francia, Alemania e Italia y por delante de Estados Unidos o Portugal.
Según datos del Ministerio español de Industria, Comercio y Turismo, en 2022 España llevó a cabo exportaciones a China por valor de unos 8.014 millones de euros, mientras que los intercambios comerciales en el sentido contrario alcanzaron los 49.653 millones de euros.
UNA RELACIÓN ASIMÉTRICA
La evolución de estos datos en estos últimos años ha sido especialmente favorable para China: desde 2019, el año anterior a la pandemia, las exportaciones españolas al país asiático se incrementaron un 17,85 %, mientras que las procedentes de China hacia España hicieron lo propio en un 70,38 %, agravando la situación de déficit crónico que marca la balanza bilateral.
No obstante, la evolución desigual del comercio en los años de la pandemia se debe principalmente a los diferentes momentos en los que ambas economías comenzaron a recuperarse de las restricciones impuestas en el marco de la crisis sanitaria, todavía vigentes en China hasta principios de este mismo año en forma de la política nacional de ‘cero covid’, que mantuvo al país prácticamente aislado del exterior durante casi tres años.
«Nosotros hemos salido de la crisis mucho antes, y hemos empezado a tirar de importaciones mucho antes que ellos», explica a EFE el consejero económico y comercial jefe de España en Shanghái, Juan José Zaballa, quien, no obstante, reconoce que siguen existiendo una serie de «asimetrías» que hacen que el mercado local esté mucho más protegido de las exportaciones españolas que el español de las chinas.
Asimismo, Zaballa advierte de la composición de las exportaciones españolas a China, lideradas por productos de escaso valor añadido como el porcino, favorecido por la epidemia de peste porcina africana que diezmó la cabaña nacional china, aunque matiza que, a medida que se avanza en la lista, aparecen otros tipos de bienes más elaborados como los productos farmacéuticos o la maquinaria.
«La realidad es que este mercado desconoce seriamente las potencialidades del producto español fuera del producto tradicional agroalimentario y, en consecuencia, tenemos mucho trabajo por delante para poder presentar la verdadera imagen industrial y competitiva española», asegura.
A esto se suma que las empresas españolas suelan entrar generalmente dentro de la categoría de las pymes y, por tanto, tengan dificultades para acometer la necesaria inversión en promoción que conlleva el acceso a China: «Es un mercado extremadamente difícil, competitivo y regulado. Está muy protegido. Y entrar es caro».
OPORTUNIDADES DE INVERSIÓN
Por ello, Zaballa cree que el futuro de las relaciones económicas entre España y China no pasa únicamente por la exportación sino que presenta más atractivo por el lado de la inversión, «una opción estratégica quizá más interesante», con oportunidades para empresas españolas en sectores como el de los productos tecnológicos.
El representante español también analizó la presencia de empresas chinas en España y la evolución del perfil de inversión, marcado hacia mediados de la pasada década por una «anarquía» en el que «cualquier sector invertía en cualquier sector» a una situación de «mayor disciplina» en los últimos años.
«Las empresas chinas están invirtiendo en España en sectores cada vez más ligados a sus negocios principales. (…) Cada vez veremos un mayor rigor en la selección de destinos», apunta Zaballa.
En su opinión, los sectores más atractivos para la inversión china son sectores como el del automóvil y sus componentes, las baterías o, actualmente, el energético -principalmente, en el segmento de renovables-, con oportunidades de diversificación en industrias como la química, la del plástico o los materiales especiales.
Más allá de la industria en sí, Zaballa destaca que España goza de una «gran ventaja comparativa» por su situación geográfica, y lo compara con el caso de México: «Estar situado al lado de mercados de 350 millones de habitantes con gran poder adquisitivo».
«Si encima le añades un gran infraestructura, una economía de servicios, gran competitividad, apertura, un clima de negocios inmejorable y una situación de riesgo político prácticamente insignificante, en esas condiciones, España va a ser uno de los destinos fundamentales de la inversión china en Europa, una inversión productiva y para satisfacer al mercado europeo», prevé el consejero.