La energía nuclear, en primera línea de las elecciones al Elíseo en Francia
05.04.2022 17:09
La energía nuclear, en primera línea de las elecciones al Elíseo en Francia
Ángel Calvo
París, 5 abr (.).- El debate sobre la energía nuclear ha vuelto al primer plano en Francia con la campaña de las presidenciales ante la voluntad de varios candidatos, empezando por el favorito, Emmanuel Macron, de construir nuevos reactores pese al fiasco del que se está levantando en la costa de Normandía.
La crisis energética acentuada con la guerra en Ucrania ha dado nuevos argumentos a los defensores de la nuclear -que supone en torno al 70 % de la generación de electricidad en Francia- como instrumento para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, ahora por las nubes, e importados en parte de Rusia.
Macron presentó a comienzos de febrero un ambicioso plan energético cuyo elemento cardinal es la construcción de seis nuevos reactores con opciones para ocho adicionales, lo que supone un giro respecto a la campaña que le llevó al Elíseo en 2017.
Entonces apostó por reducir el peso de la electricidad nuclear al 50 % y para hacerlo terminó el proceso de cierre de la central atómica más antigua del país, la de Fessenheim, que había iniciado su antecesor, el socialista François Hollande.
COSTE INCIERTO DE LOS NUEVOS REACTORES
Los seis nuevos reactores de tecnología EPR2 (European Pesurized Reactor) prometidos por Macron entrarían en servicio progresivamente a partir de 2037 y costarían 51.700 millones de euros, según los cálculos del Gobierno.
Esas cifras suscitan dudas con la experiencia del primer EPR, que lleva 14 años en construcción en Flamanville (Normandía) y acumula sucesivos retrasos y montañas de sobrecostos.
Ese reactor, del mismo tipo de uno que se acaba de estrenar hace unas semanas en Finlandia -con 12 años de retraso y un presupuesto que casi se ha cuadruplicado- y de otros dos que ya operan en Chin tenía una entrada en servicio prevista para 2012 con una inversión de 3.400 millones de euros.
La eléctrica EDF (PA:EDF), controlada en un 84 % por el Estado, calcula ahora que podrá empezar a producir en 2023 con un coste total de 12.700 millones. Pero el Tribunal de Cuentas es más pesimista y en 2020 había indicado -antes incluso de que se conocieran los últimos problemas- que habría que poner 19.100 millones.
Las desventuras de Flamanville no han enfriado la apuesta nuclear de Macron, que hizo valer toda su influencia para integrarla en la taxonomía europea de las energías de «transición» con el argumento de que no emite dióxido de carbono (CO2), el principal gas causante del calentamiento global.
Para Jacques Treiner, presidente del grupo de expertos de The Shift Project, un laboratorio de ideas que trabaja por una economía libre de CO2, el EPR no es un ejemplo de los costos para los siguientes reactores porque es un prototipo con un salto tecnológico del que no había experiencia previa.
Sin embargo, Treiner señala a EFE que prolongar la vida útil de los actuales reactores durante 10 o 20 años más, con inversiones que se han evaluado en unos 50.000 millones de euros, sería el medio más barato para producir energía.
LA ULTRADERECHA RECHAZA LA EÓLICA
Como Macron, también se decantan por relanzar la energía nuclear la candidata conservadora Valérie Pécresse y los dos pretendientes de ultraderecha, Marine Le Pen y Eric Zemmour.
Estos dos últimos, además se oponen frontalmente a los aerogeneradores, a los que acusan de desfigurar el paisaje. Además, son reticentes a acelerar el despliegue de otras renovables como la fotovoltaica.
Le Pen, que como Zemmour ha prometido que si es elegida presidenta no se levantarán más plantas eólicas, ha ido más lejos al afirmar que quiere desmantelar todas las que se están levantando o incluso las que ya producen, y que generan alrededor del 10 % de la electricidad nacional.
En el extremo opuesto, los candidatos de izquierda apuestan por un fuerte impulso a las renovables para que sean el origen de toda la generación de electricidad a mediados de siglo, y prescindir progresivamente de la nuclear, con el cierre de todos los reactores en servicio y la renuncia a construir otros nuevos.
Pero ni Jean-Luc Mélenchon de la Francia Insumisa, ni el ecologista Yannick Jadot, ni todavía menos la socialista Anne Hidalgo tienen la menor posibilidad de ganar las elecciones presidenciales y de aplicar sus planes energéticos.
Jadot denunció este martes la «obsesión» en Francia por relanzar el programa nuclear cuando «es el único país» europeo que no cumple con los objetivos de desarrollo de renovables, que según el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de la ONU (IPCC) «son cuatro veces más eficaces» que las centrales atómicas «para luchar contra el desarreglo climático».
En declaraciones al canal BFMTV, Jadot recordó que actualmente 27 de los 56 reactores franceses están parados por mantenimiento o problemas técnicos, de forma que «la mitad de la producción nuclear está apagada» por el «envejecimiento» del parque, y eso tiene consecuencias sobre los precios.
(audio)