La ONU dice que China puede haber cometido crímenes contra la humanidad en Xinjiang
01.09.2022 12:59
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FOTO DE ARCHIVO. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, asiste a su última conferencia de prensa antes del fin de su mandato en la ONU en Ginebra, Suiza. 25 de agosto de 2022. REUTERS/Pierre Albouy
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1 sep (Reuters) – Las «detenciones arbitrarias y discriminatorias» de uigures y otros musulmanes en la región de Xinjiang por parte de China pueden constituir crímenes contra la humanidad, dijo el miércoles la jefa saliente de derechos humanos de las Naciones Unidas en un informe largamente esperado.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, quien ha enfrentado críticas por parte de algunos diplomáticos y grupos defensores de derechos humanos por ser demasiado blanda con China, publicó este informe minutos antes de que terminara su mandato de cuatro años el miércoles. Bachelet visitó China en mayo.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU (OHCHR, por sus siglas en inglés) afirmó en su informe de 48 páginas que «se han cometido graves violaciones de los derechos humanos» en Xinjiang «en el contexto de la aplicación por parte del Gobierno de estrategias antiterroristas y contra el ‘extremismo'».
«La magnitud de las detenciones arbitrarias y discriminatorias de miembros de los uigures y de otros grupos predominantemente musulmanes (…) puede constituir crímenes internacionales, en particular crímenes de lesa humanidad», señaló la publicación de la ONU.
La oficina recomendó al Gobierno chino que tome medidas rápidas para liberar a todos los detenidos en los llamados «centros de formación», prisiones o centros de detención.
«Hay indicios creíbles de violaciones de los derechos reproductivos a través de la aplicación coercitiva de políticas de planificación familiar desde 2017», recogió el informe.
Añadió que la falta de datos por parte del Gobierno del país «hace difícil sacar conclusiones sobre el alcance total de la aplicación actual de estas políticas y las violaciones asociadas de los derechos reproductivos».
Grupos en defensa de los derechos humanos acusan a Pekín de abusos contra los uigures, una minoría étnica mayoritariamente musulmana que cuenta con unos 10 millones de personas en la región occidental de Xinjiang, incluyendo el uso masivo de trabajos forzados en campos de internamiento. Estados Unidos ha acusado a China de genocidio.
China ha negado enérgicamente cualquier abuso en Xinjiang y ha publicado una respuesta de 131 páginas al informe de la ONU.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, calificó el informe de «completamente ilegal y sin validez».
«Esto demuestra una vez más que la OHCHR se ha convertido en un matón y en un cómplice de Estados Unidos y de Occidente», dijo durante una rueda de prensa diaria celebrada el jueves en Pekín, en la que se le preguntó repetidamente sobre el informe.
Antes de la publicación del informe, el embajador de China ante las Naciones Unidas en Nueva York, Zhang Jun, dijo que Pekín se había opuesto repetidamente al documento. Apuntó que la jefa en materia de derechos humanos de la ONU no debería interferir en los asuntos internos de China.
«Todos sabemos muy bien que la llamada cuestión de Xinjiang es una mentira completamente fabricada por motivaciones políticas y su propósito es, sin duda, socavar la estabilidad de China y obstruir su desarrollo», dijo Zhang a los periodistas el miércoles.
«No creemos que este informe produzca ningún bien a nadie, simplemente socava la cooperación entre las Naciones Unidas y un Estado miembro», dijo Zhang a los periodistas el miércoles.
Bachelet dijo que su informe requirió «un trabajo y una revisión considerables» y que quiso tratar las aportaciones del Gobierno chino de la semana pasada con un espíritu de diálogo constructivo.
«El diálogo y el compromiso consisten en tratar de construir la confianza —de forma gradual— incluso cuando parece poco probable. Mi propia experiencia en Chile me mostró el valor de este enfoque», dijo.
«Para ser totalmente honesta, la politización de estas graves cuestiones de derechos humanos por parte de algunos Estados no ayudó», añadió. «Hicieron la tarea más difícil, dificultaron el compromiso y dificultaron la creación de confianza y la capacidad de tener realmente un impacto sobre el terreno».
PRESIÓN
Dilxat Raxit, del Congreso Mundial Uigur, una organización internacional de grupos uigures en el exilio, dijo que el informe confirmaba «pruebas sólidas de atrocidades» contra los uigures, pero que deseaba que hubiera ido más allá.
«Lamento que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos no haya calificado de genocidio estas atrocidades extremas cometidas en China», declaró a Reuters en un correo electrónico.
Reuters informó el mes pasado de que China había pedido a Bachelet que archivara este reporte, según una carta china que fue confirmado por diplomáticos.
Bachelet confirmó la semana pasada haber recibido la carta que, según ella, estaba firmada por unos 40 Estados más y añadió que su oficina no respondería a tales presiones.
Bachelet, de 70 años, tiene previsto regresar a Chile para jubilarse. Todavía no se ha designado un sucesor.
«Francamente, publicar este informe en un momento en que ella se marcha minimiza esta información», dijo Kenneth Roth de Human Rights Watch a Reuters, antes de que se publicara. «Al emitirlo y salir corriendo está renunciando, no está haciendo nada con eso, (está) simplemente tirándolo a la papelera y dejando el cargo».
No obstante, Human Rights Watch calificó el informe de innovador.
«Las víctimas y sus familias, a las que el Gobierno chino ha vilipendiado durante mucho tiempo, han visto por fin reconocida su persecución y ahora pueden esperar que la ONU y sus Estados miembros actúen para que los responsables rindan cuentas», dijo John Fisher, su director adjunto de defensa global.
(Información de Shivani Tanna y Ann Maria Shibu en Bangalore, Michelle Nichols en Nueva York, Michael Shields en Zúrich y Yew Lun Tian y Ryan Woo en Pekín; editado en español por Javier Leira, Aida Peláez-Fernández y Benjamín Mejías Valencia)