Las energías verdes alemanas se expanden bajo la amenaza de la oferta china Por EFE
07.08.2024 12:45
Salvador Martínez Mas
Berlín 7 ago (.).- Las energías renovables en Alemania representan actualmente un 57 % de la electricidad que se consume en la economía germana, la mayor de la Unión Europea (UE) y la tercera más grande del mundo, pero no hay una bonanza sin riesgos para sectores como el eólico o el fotovoltaico pues la competencia china se percibe como una amenaza para la industria verde teutona.
En ese 57 %, la energía que produce el viento a través de aerogeneradores y el sol gracias a placas solares ocupan la mayor parte de la electricidad atribuida a las renovables en el mix energético alemán.
Según los datos de 2023 del portal de estadística alemán Statista, la energía eólica ya era capaz de producir el año pasado casi un 33 % de la energía que consume el país del canciller Olaf Scholz, mientras que a la energía solar se le atribuye un 11,9 %.
«En la energía eólica, las condiciones para su explotación han mejorado recientemente gracias a un nuevo marco legal y para la energía solar va extremadamente bien porque el país se había puesto objetivos ambiciosos y se han superado», dijo a EFE Andreas Fischer, economista del Instituto para la Economía de Alemania (IW), centro de estudios económicos con sede en Colonia (oeste).
Según datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), Alemania cuenta actualmente con 3,4 millones de sistemas fotovoltáicos instalados.
En su balance de mitad año, el Ministerio de Economía de Alemania dio cuenta de que el objetivo que tenía el Ejecutivo para este 2024 ya se había logrado en junio.
En teoría, que Alemania quiere llevar para 2030 el aporte de las renovables en el mix energético al 80 % supone una invitación a las empresas del sector a tener un horizonte de prósperos negocios.
Sin embargo, el auge de los productos chinos, ya sean aerogeneradores o placas solares, se observa con gran recelo en la industria alemana de las energías verdes.
Productos chinos dominadores
Que la construcción de parques eólicos como ‘Waterkant-Windpark’, situado a unos 90 kilómetros de la isla de Borkum, en las costas alemanas en el mar del Norte, implique la colocación de 16 turbinas de la empresa china Ming Yang Smart Energy ha desatado comentarios de alerta desde la Asociación Federal de la Energía Eólica (BWE).
«No quiero imaginarme un mundo en el que China pueda retirar de la red los aerogeneradores», especuló Bärbel Heidobroek, presidenta de la BWE.
«Si imaginamos que en Alemania sólo hay aerogeneradores chinos, China podría apretar un botón rojo y se haría de noche», añadió.
Su desconfianza es, en buena medida, la de parte del sector alemán -y europeo- fabricante de aerogeneradores, pues firmas como Ming Yang Smart Energy son capaces de fabricar, como en ese caso concreto, los mayores molinos del mercado, lo que permite al producto ser más rentable.
También se describen como más rentables las placas solares chinas, y firmas del gigante asiático como Huawei, Sungrow, Ginlong, Growatt o GoodWe ya representan un 70 % del mercado fotovoltaico global, según un reciente estudio de la firma de asesoría británica Wood Mackenzie recogido por el diario económico alemán ‘Handelsblatt’.
Sin dependencia de China
La presencia china en el sector eólico alemán «es aún gestionable», apuntó Fischer, quien antes de reconocer que en el sector solar «los componentes de las placas, hace ya tiempo que vienen muchos de China, algo que ayuda a fomentar la instalación» de esa solución energética.
Sin embargo, a su entender, Alemania no corre el riesgo de encontrarse en una situación como la posterior al inicio de la guerra de Rusia contra Ucrania, en febrero de 2022, tras la que economía germana tuvo que dejar de comprar gas natural ruso, del que Berlín se había hecho dependiente.
«Si de un día para otro no recibimos más entregas de componentes para el sector eólico o solar, la producción y el ‘know-how’ para producir todavía están aquí, no estamos ante una dependencia», según Fischer.
Hasta el inicio de la invasión de Rusia contra Ucrania, Alemania importaba de Rusia más del 50 % del total del gas natural que la economía germana adquiría en los mercados internacionales.