Lo barato puede estar más barato (pero ya hay grandes oportunidades)
12.05.2022 10:19
Está corriendo sangre en los mercados.
Cuando los precios caen de esta manera, existe la sensación de no conseguir refugio.
Si estás preocupado, no dejes de leer esta nota hasta el final.
Entender qué es lo que sucede, podría permitirte aprovechar las mejores oportunidades de los próximos 10 años.
El mercado suele tener ciclos.
Las correcciones y los mercados bajistas son parte del folclore bursátil.
Incluso, más de lo que uno cree.
El problema es que, cuando llega la tormenta, la mayoría de las personas no tienen un paraguas a mano.
Hay un combo de razones económicas que justifican esta caída de las acciones, aunque hay algo importante para resaltar.
Existe una fuerte correlación entre la liquidez que hay en el sistema y la de los activos financieros.
Eso explica por qué tuvimos un 2021 fantástico en Wall Street y un 2022 para el olvido (al menos por ahora).
Los bancos centrales están cambiando las reglas de juego.
Cuando los tipos de interés eran prácticamente nulos (y hasta negativos en términos reales), los inversores tomaban deuda para comprar activos y potenciar sus retornos.
Eso llevó, entre otras cosas, a que un inversor esté dispuesto a pagar cualquier precio por una compañía. No importaba si era razonable o no, nadie quería quedar afuera de la fiesta.
Así, poco a poco, se infló la burbuja.
Como en toda burbuja, llega un momento que se desinfla. Esto comenzó a fines del año pasado, con el desplome de las acciones más especulativas.
Aunque usted no lo crea, muchas empresas “de moda”, que no generaban ganancias, se revalorizaron de una manera exponencial.
Llegaron a cotizar hasta 30 veces sus ventas anuales.
Una lógica sin sentido que, en algún momento, iba a terminar muy mal.
En este gráfico de Goldman Sachs (NYSE:GS), se puede ver la formación de la burbuja, antes del colapso.
Índice de acciones tecnológicas que no generan beneficios Fuente: Bloomberg / Goldman Sachs
El otro problema que generan los tipos de interés reales negativos mantenidos durante mucho tiempo, es el exceso de endeudamiento en el sistema.
Piense esto.
Si pedir dinero prestado tiene “costo cero” y los mercados están generando altos rendimientos, el negocio es redondo.
La Reserva Federal domina el juego, al menos, hasta que se transforma en tu peor enemigo. Cuando un banco central sube (o espera subir) los tipos de interés, aparece el riesgo del “margin call”.
En palabras simples, es una situación límite en la que el bróker solicita a los inversores (que operan con cuentas de margen), reponer las garantías o vender posiciones para cubrir las operaciones apalancadas.
Este fenómeno genera un aluvión de ventas masivas. Cuando el nivel de apalancamiento es tan alto, ocasiona un efecto dominó difícil de contener.
Las caídas se potencian hasta que el sistema logra desapalancarse. Por desgracia, es un proceso que lleva su tiempo.
En este gráfico de Morgan Stanley (NYSE:MS), puedes ver la correlación que hay entre las cuentas de margen y el desempeño del índice S&P 500, compuesto por las 500 acciones más importantes de los Estados Unidos.
Correlación Cuentas de margen/S&P 500. Fuente: Morgan Stanley
En definitiva, no podemos saber cuándo finalizarán estas caídas. El mercado debe terminar de depurar para finalizar el ciclo.
Así como en 2021 lo caro podía estar más caro, hoy lo barato podría estar más barato.
Como inversores inteligentes, no podemos adivinar el piso del mercado. Deberíamos optimizar las carteras para beneficiarnos de la recuperación posterior.
Solo recuerda que, posiblemente, estas caídas generen las mejores oportunidades de los próximos diez años.
Sé codicioso cuando los demás son temerosos, decía Warren Buffett.
Lo importante, es ser inteligente y no codicioso.
Eso implica actuar con cautela y ser muy selectivos a la hora de elegir los activos correctos.
Los buenos negocios, que lograron establecer ventajas competitivas duraderas a través del tiempo y que cotizan con valoraciones atractivas, podrán ser los ganadores del próximo lustro.
Puedes elegir tu propia aventura, pero recuerda: al final, gana lo simple.