Los ahorros de los estadounidenses han frenado una recesión… hasta ahora
24.08.2023 12:25
La inflación desbocada amenazaba con hacer que Estados Unidos dejara de gastar, lo que sin duda habría provocado una recesión. Pero los consumidores tenían algo de dinero debajo del colchón. Los estadounidenses ahorraron durante la pandemia, guardando sus cheques de estímulo y prestaciones del Gobierno, mientras se ahorraban lujos como cenas fuera y vacaciones. Y como lo han estado gastando desde entonces, han estado protegiendo a la economía de una recesión, incluso después de que la Reserva Federal (la Fed) subiera los tipos de interés al ritmo más rápido en cuatro décadas. Pero según una reciente evaluación de la Reserva Federal de San Francisco, es probable que los ahorros de los estadounidenses generados durante la pandemia se agoten este trimestre, después de haber vaciado sus huchas por valor de 2 billones de dólares en los dos años anteriores.
Los hogares estadounidenses se enfrentan ahora a un dilema: gastar menos o pedir préstamos para mantener su estilo de vida. Pero con las subidas de la Reserva Federal encareciendo el crédito y dificultando su obtención, lo más probable es que los estadounidenses tengan que recortar gastos. No son buenas noticias para Estados Unidos, teniendo en cuenta que el gasto de los consumidores representa más de dos tercios de la economía.
Ahora bien, algunos economistas son más optimistas y creen que la caída de la inflación y la solidez del mercado laboral darán a los consumidores los medios para seguir gastando, aunque sus ahorros se reduzcan. Pero si no eres de los que piensan con optimismo, entonces sí, existe el riesgo de que el recorte del gasto de los consumidores lleve a la economía estadounidense a una recesión.
Sin embargo, ten en cuenta que esta situación podría darnos una interesante oportunidad de inversión. Los sectores que dependen del gasto discrecional (es decir, no esencial) se enfrentarán a vientos en contra a medida que los ciudadanos se aprieten el cinturón, mientras que las industrias que atienden a las necesidades esenciales, como los bienes de consumo básico, podrían beneficiarse a medida que los estadounidenses se vuelvan más sensibles a los precios.