Los consumidores estadounidenses ya descuentan un nuevo pico de inflación
02.07.2024 07:59
Los bancos centrales se centran en mantener la inflación baja y estable, pero también vigilan de cerca las expectativas, es decir, lo que la gente cree que ocurrirá con los precios en el futuro. Esto se debe a que esas suposiciones son a menudo una especie de profecía autocumplida. Cuando la gente cree que la inflación será moderada, tiende a actuar de forma que contribuya a mantenerla así. Por el contrario, cuando esperan una subida de precios, se apresuran a comprar cosas y exigen salarios más altos, lo que puede disparar la inflación. Las expectativas también influyen en los tipos de interés y en el valor de los activos financieros, afectando a todo, desde los mercados financieros hasta los costes de los préstamos en la economía real.
No es de extrañar, por tanto, que la reciente encuesta de consumidores de la Universidad de Michigan esté levantando ampollas. Muestra una gran diferencia entre la media y la mediana de las expectativas de inflación a largo plazo. La mediana (el punto medio del conjunto de datos) indica que la mitad de los encuestados espera que la inflación se mantenga por debajo del 3,1%, y la otra mitad que suba. Aunque esta cifra ha ido aumentando, sigue siendo cómodamente baja.
Sin embargo, la media, que tiene en cuenta los valores extremos, cuenta una historia diferente. Ha subido a máximos no vistos en 30 años. En pocas palabras, una parte significativa de la población teme que la inflación se descontrole.
Afortunadamente, no todos los indicadores de expectativas de inflación arrojan señales de alarma. Las medidas basadas en el mercado, como la inflación de equilibrio (la diferencia de rendimiento entre los bonos del Tesoro ordinarios y los protegidos contra la inflación) y las previsiones profesionales siguen sugiriendo que las expectativas están ancladas en niveles bastante bajos. Y las expectativas de inflación más extremas siguen concentrándose en un grupo más reducido (los encuestados más sensibles a los precios y con menores ingresos).
Con todo, merece la pena seguir de cerca la evolución de la inflación, no sólo porque un aumento de los precios al consumo podría impedir que la Reserva Federal redujera los tipos de interés, sino también porque, si no está anclada, la inflación puede descontrolarse rápidamente. Al fin y al cabo, la inflación depende de la confianza en los banqueros centrales y en quienes manejan los hilos del erario público. Y si esa confianza flaquea, mantenerla bajo control podría resultar mucho más difícil.