Los encierros de Pamplona vuelven con fuerza tras la prohibición del COVID
06.07.2022 15:41
Los asistentes sostienen los tradicionales pañuelos rojos durante la apertura de las fiestas de San Fermín en Pamplona, España, el 6 de julio de 2022. REUTERS/Juan Medina
Por Vincent West y Juan Medina
6 jul (Reuters) – Miles de personas vestidas de blanco y con pañuelos rojos llenaron las calles de Pamplona el miércoles, cuando el estallido de un petardo dio el pistoletazo de salida a los primeros encierros de San Fermín desde la pandemia del COVID-19.
Una ligera lluvia no empañó los ánimos de un mar de gente que abarrotaba la Plaza del Ayuntamiento de la ciudad norteña, con la ropa ya empapada por el vino tinto y la sangría que fluyen libremente durante los ocho días de la fiesta, que se hizo famosa por la novela de Ernest Hemingway «The Sun Also Rises».
El evento anual fue cancelado en 2020 y 2021 debido a las restricciones del coronavirus. Los grupos defensores de los animales quieren que se prohíba definitivamente.
«He estado en San Fermín muchas veces antes, pero esto es muy diferente, la gente ha echado de menos la celebración, están felices de estar con sus familias, felices de estar sin las mascarillas, sólo quieren sentirse vivos y disfrutar del sol», dijo Michelle René, de 45 años, de San Francisco.
Pablo Cortés, un turista de Hawai que, como René, estaba viendo la ceremonia de apertura del «Chupinazo» desde un balcón, añadió: «La energía es impresionante: es la mejor fiesta, lo más grande que he visto en mi vida».
Muchos participantes beben y bailan toda la noche.
Los encierros, en los que seis toros de lidia persiguen a los corredores por las estrechas calles del Casco Antiguo de Pamplona a lo largo de un tramo de 800 metros, comenzarán el jueves y se prolongarán durante una semana, incluido el fin de semana, cuando suelen ser más peligrosos debido a la mayor afluencia de público.
Hay ocho carreras en total, y cada una suele durar entre tres y cinco minutos. Terminan en la plaza de toros, donde se acorrala a los animales antes de reaparecer en la corrida de la tarde, cuando se les da muerte.
Decenas de activistas por los derechos de los animales, disfrazados de dinosaurios, protestaron el martes en Pamplona al grito de «¡La tauromaquia es prehistórica!».
La fiesta también es peligrosa para los humanos. Al menos 16 corredores han perdido la vida a lo largo de los años, siendo la última víctima un hombre corneado por un toro en 2009.
(Redacción de Andrei Khalip; edición de Angus MacSwan, traducido por José Muñoz en la redacción de Gdańsk)