Molestos por la inacción climática, jóvenes se preparan para una batalla judicial en Europa
23.08.2023 15:21
© Reuters. André, de 15 años, y Sofía Oliveira, de 18, posan para una foto en Almada, Portugal. 29 de julio de 2023. REUTERS/Pedro Nunes
Por Catarina Demony
LISBOA, 23 ago (Reuters) – Consternados por lo que consideran inacción de los países ante el cambio climático, especialmente tras los mortíferos incendios que asolaron su país en 2017, seis jóvenes portugueses llevan a 32 países europeos ante los tribunales.
A un mes de ser oídos por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), esperan que su batalla legal inspire a otros a exigir justicia medioambiental en todo el mundo.
El caso, presentado en septiembre de 2020 contra los 27 Estados miembros de la UE, así como contra Reino Unido, Suiza, Noruega, Rusia y Turquía, busca una decisión jurídicamente vinculante que obligue a los países a actuar contra el cambio climático.
Es uno de los primeros casos de este tipo que se presentan ante el Tribunal, en los que los ciudadanos afirman que la inacción ha violado sus derechos humanos. Podría dar lugar a órdenes para que los países reduzcan las emisiones de dióxido de carbono más rápidamente de lo previsto actualmente.
La vista está prevista para el 27 de septiembre.
«Sólo queremos que (los países) se atengan a los tratados y hagan lo que prometieron que harían», dijo André Oliveira, de 15 años, uno de los seis demandantes, señalando el Acuerdo de París de 2015 sobre la reducción de emisiones para limitar el calentamiento global a 2 ºC y aspirar a 1,5 ºC.
Las políticas actuales no cumplirían ninguno de los dos objetivos.
El clima extremo ha causado estragos en muchos países de todo el mundo en los últimos meses, con temperaturas récord que han provocado incendios, escasez de agua y un aumento de los ingresos hospitalarios relacionados con el calor.
Con el apoyo de la Global Legal Action Network (GLAN), con sede en Reino Unido, los demandantes portugueses argumentan que el cambio climático amenaza sus derechos a la vida, la intimidad y la salud mental, entre otros.
Oliveira, que pronto empezará el bachillerato y ama la vida al aire libre, dijo que muchos de su generación no saben si quieren tener hijos debido al cambio climático y que a menudo no puede jugar al aire libre debido al calor sofocante.
Su hermana, Sofía, de 18 años, dijo haber sufrido una enfermedad conocida como ecoansiedad: «Cuando me enteré de lo que estaba pasando (…) y vi que empezaba a empeorar, me afectó mucho».
«ABRIR LOS OJOS»
La psicóloga clínica Elizabeth Marks, especialista en angustia climática, explicó que una encuesta mundial reveló que más de la mitad de los jóvenes se sienten «tristes, asustados, enfadados, impotentes, desamparados y culpables» por el cambio climático y la falta de medidas para atajarlo.
«Sienten que les defraudan —una y otra vez— las personas que deberían ayudarlos y protegerlos», afirmó Marks.
Claudia Duarte, de 24 años, de la región portuguesa de Leiria, donde dos incendios mataron a más de 100 personas en 2017, dijo que le habían «abierto los ojos» sobre las consecuencias del cambio climático.
Su hermana de 11 años sufrió ansiedad tras los incendios. «Es duro ver a niños sufriendo con ansiedad por algo sobre lo que no tienen control», dijo Duarte, que es enfermera.
Uno de los abogados de los demandantes, Gerry Liston, de GLAN, cree que sus posibilidades de éxito son altas, ya que «todas las señales hasta ahora del Tribunal han sido extremadamente positivas», incluida la rápida tramitación del caso como asunto urgente e importante.
Reconoció que «enfrentarse a los equipos jurídicos de más de 30 países muy bien dotados» no sería fácil, pero afirmó que la «explosión de casos climáticos» que se está produciendo en Europa y fuera de ella debería acabar obligando a los países a actuar.
A la pregunta de si el TEDH sería capaz de garantizar que todos los países cumplieran su decisión en caso de que los demandantes ganaran el caso, Liston dijo que el veredicto que esperaba el equipo jurídico se aplicaría a nivel nacional.
«La sentencia que buscamos daría a los tribunales nacionales una hoja de ruta para obligar a los países de Europa a actuar de esta manera».
Catarina Mota, de 22 años y también de Leiria, espera que el caso inspire a otros: «No es sólo un caso para nosotros seis. (…) Si podemos impactar e inspirar a la gente, ya estamos haciendo algo por un mundo mejor».
(Reporte de Catarina Demony y Miguel Pereira; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)