¿Qué pasará si TikTok es comprada por multimillonarios de la tecnología? Por Euronews
19.01.2025 16:44
Tras el cierre de TikTok en Estados Unidos, los rumores vuelan. Con la popular red social china clausurada en este país desde hoy domingo tras la decisión del Tribunal Supremo, que avala su cierre salvo si la empresa matriz vendiese la red social a una empresa estadounidense, han surgido informaciones que apuntan a que Elon Musk consideró comprar dicha aplicación.
Musk ya es propietario de lo que fue Twitter (NYSE:), comprada en 2022 y rebautizada como X. En los últimos meses, el empresario tecnológico y mano derecha del próximo presidente estadounidense ha sido criticado por utilizar la plataforma para promocionar partidos de extrema derecha en la política europea.
Pero, ¿qué significaría para el común de los mortales esta última incursión en las redes sociales? Expertos consultados por ‘Euronews Next (LON:)’ afirman que la posible adquisición de TikTok por parte de Musk sería «inapropiada y peligrosa». Si la app, utilizada por millones de personas a diario, cayese en manos de cualquier multimillonario tecnológico, los apodados como «broligarcas», ¿cuáles son las posibles repercusiones?
El control de la información, en las manos de unos pocos oligarcas
Mark Zuckerberg (Instagram, Facebook (NASDAQ:), Whatsapp), Musk (X) y otros dueños de redes sociales tienen un «poder arbitrario» para manipular la forma en que el público obtiene su información «a una escala muy masiva» según Marc Faddoul, cofundador de AI Forensics, una organización europea sin ánimo de lucro que investiga el uso de los algoritmos.
Otros expertos coinciden en esta opinión. La concentración de este tipo de empresas en unas pocas manos significa que un puñado de multimillonarios decidirá qué se promociona o no en sus canales. Lo harán mediante la modificación de sus normas comunitarias o de sus algoritmos de visualización, como ya está ocurriendo en Estados Unidos. Esto impediría que haya un veradero desafío por parte de los ciudadanos, según Paul Reilly, profesor de Comunicación en la Universidad de Glasgow (Reino Unido).
Para Reilly, la reciente medida de Meta de eliminar la comprobación de datos para dar paso a las «notas comunitarias», en las que los usuarios se corrigen unos a otros, es un ejemplo de cómo pueden cambiar el discurso público. «A menudo promueven el absolutismo de la libertad de expresión, pero está muy mal definido», dice Reilly. «Siguen censurando opiniones cuando no están de acuerdo».
Por ejemplo, una investigación de Human Rights Watch descubrió que Meta estaba censurando voces palestinas y prohibiéndolas en Instagram y Facebook. Los algoritmos de las redes sociales también propagan las opiniones de estos «broligarcas»: «Provocan el enfado de la gente para que sigan apoyando a los partidos políticos afines a sus intereses empresariales», afirma Fiona Scott Morton, investigadora principal del ‘think tank’ europeo Bruegel. «El público está confundido, desinformado, enfadado y emocionado, por lo que decide votar a la extrema derecha», explica Morton.
«Concentración extrema» en las redes sociales desde 2012
La consolidación de las redes sociales por parte de la broligarquía tecnológica comenzó en 2012, cuando Facebook compró Instagram por 1.000 millones de dólares (970 millones de euros). Dos años después, la empresa compró WhatsApp, una popular herramienta de mensajería, por 19.000 millones de dólares (18.470 millones de euros).
Ambas adquisiciones están siendo investigadas por la Comisión Federal de Comercio de EE.UU. (FTC) en un juicio antimonopolio que llegará a los tribunales en abril. Según Faddoul, ambas adquisiciones suscitan preocupación por la «concentración extrema» en el mercado de las redes. «La compra de Instagram fue muy probablemente lo que permitió a Meta seguir manteniendo su poder en el mercado de las redes sociales porque ahora mismo se utiliza más Instagram que Facebook», añade Faddoul.
Si Musk adquiriera TikTok, se plantearían problemas antimonopolio similares, ya que encontraría la forma de integrar los vídeos de formato corto en X, lo que implicaría un mayor control de la información por parte de Musk. «Haría lo mismo que hizo con Twitter: deshacerse de la moderación de contenidos, de la seguridad y de cualquier norma y dejar que se convierta en una especie de vehículo de promoción del odio y de la derecha», dice el experto.
¿Quién fiscaliza a la «broligarquía»?
En Estados Unidos, la FTC es la encargada de investigar cualquier comportamiento contrario a las reglas de competencia. Faddoul y Morton creen que la administración entrante de Trump tenderá a favorecer los beneficios empresariales y, por tanto, la desregularización de estas plataformas.
Zuckerberg y Musk se han posicionado políticamente apoyando a Trump desde la campaña electoral de 2024. La razón por la que los «broligarcas» podrían estar haciendo eso, según Faddoul y Morton, es porque Trump podría resolver sus problemas legales: «Trump podría proteger a las grandes tecnológicas de, por ejemplo, la regulación y las multas europeas; eso le parece bien [a Zuckerberg]», dice Faddoul.
El experto añade que cualquier persecución contra los jefes de las empresas de medios sociales estará encabezada por la Unión Europea, probablemente a través de la aplicación de la Ley de Servicios Digitales (DSA). La Comisión Europea inició una investigación sobre las políticas de moderación de contenidos de Musk en X en 2023 y decidió esta misma semana solicitar más documentos. «Es más importante que nunca asegurarse de que este texto se aplica plenamente a pesar de las consecuencias políticas que pueda tener», explica Faddoul. Sin embargo, el especialista recuerda que la UE no tiene jurisdicción para impedir que una empresa compre a otra si una no es europea.
El nuevo ecosistema de aplicaciones
Algunos usuarios se oponen a los «broligarcas» migrando a nuevas plataformas como Bluesky, Mastodon y Signal.
En los días previos a la investidura presidencial estadounidense, muchas instituciones comunitarias han afrontado su «migración» desde X a Bluesky. Faddoul explica que esta plataforma, en particular, tiene una función que permite a los usuarios elegir a qué algoritmos están expuestos, adaptando así la experiencia de la aplicación. «Al permitir una infraestructura abierta y descentralizada por diseño, en realidad se crean muchas más, muchas mejores condiciones para que surja el pluralismo», opina Faddoul sobre el diseño de Bluesky.
Faddoul dice que estas aplicaciones también permiten a los usuarios tener pleno control sobre sus datos, algo que se critica de otras plataformas como X, que ha sido acusada de utilizarlos para entrenar modelos de inteligencia artificial o de venderlos a terceros. Una mayor pluralidad de plataformas de redes sociales, añade Morton, también significaría que tendrían que ofrecer un producto mejor para mantener y retener a los usuarios.
Pero a pesar del éxito inicial de Bluesky en este sentido, Morton dice que es difícil para las nuevas plataformas conseguir una ventaja sobre Meta o X porque estas plataformas son «pegajosas»: «Todo el mundo está ahí, así que yo tengo que estar ahí», afirma. «Si intento trasladar mi negocio de Instagram a Bluesky en respuesta a la calidad, pierdo a mis amigos».
Lo que tiene que ocurrir ahora, según Morton, es que el gobierno federal estadounidense ponga en marcha medidas para que estas redes sociales sean «interoperables», de modo que la gente pueda conectar con sus amigos en la plataforma que elija.