Shanghái relaja normas mientras Pekín reanuda las pruebas masivas de COVID-19
03.05.2022 09:11
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Un hombre con traje de protección monta en bicicleta en una calle durante el confinamiento, por la pandemia de COVID-19, en Shanghái, China, 3 de mayo de 2022. REUTERS/Aly Song
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Por Brenda Goh y Hallie Gu
SHANGHÁI/PEKÍN, 3 may (Reuters) – Algunos de los 25 millones de habitantes de Shanghái salieron el martes a dar breves paseos y a hacer la compra tras soportar más de un mes de confinamiento por COVID-19, mientras que Pekín, la capital de China, se embarcó en otra ronda de pruebas masivas para controlar un brote incipiente.
Publicaciones en redes sociales mostraban a los residentes de Shanghái paseando por sus suburbios o haciendo cola en los supermercados que habían sido autorizados a reabrir. Una foto mostraba a dos mujeres cargando un palo con cuatro voluminosas bolsas de comida sobre sus hombros.
Este fue el resultado de una relajación gradual de las restricciones en cinco de los 16 distritos de la ciudad a partir del domingo, que albergan alrededor de una quinta parte de la población de Shanghái, donde a algunas personas se les permitió salir de sus complejos de viviendas por primera vez en semanas.
El nivel de las restricciones varió de un conjunto residencial a otro. En muchos complejos, una sola persona de cada hogar podía salir a la vez, durante un máximo de tres horas.
La mayoría no tiene permiso para conducir o incluso usar la bicicleta, lo que provoca bromas en las redes sociales.
En una página de WeChat utilizada para organizar pedidos en grupo de productos de primera necesidad durante el confinamiento, se ofrecía un burro a un precio de 88.888 yuanes (13.450 dólares) con fecha de entrega fijada en 365 años como alternativa al uso de vehículos para transportar alimentos.
«Por favor, cuenten conmigo para una de esas compras colectivas de burros», comentó un residente en la publicación.
En China, el número ocho se asocia a la prosperidad.
Cada vez más alejada de la mayoría de los países que han suavizado significativamente o incluso levantado por completo las restricciones sobre el coronavirus, China no ha dado ningún indicio de desviarse de su política de «cero contagios».
China ha aceptado un elevado coste económico y ha exigido enormes sacrificios personales a millones de personas obligadas a un aislamiento prolongado.
Muchas de estas personas han tenido que lidiar con la pérdida de ingresos, la dificultad para conseguir alimentos y los graves retrasos en el acceso a la asistencia sanitaria de emergencia y otros servicios básicos. Esto ha provocado inusuales estallidos de ira en un año delicado para el presidente Xi Jinping, que se espera que consiga un tercer mandato sin precedentes este otoño.
Las autoridades chinas afirman que sus políticas de COVID-19 tienen como objetivo salvar el mayor número de vidas posible, señalando los millones de muertes que el COVID-19 ha causado fuera de China.
Las autoridades informaron de 20 nuevas muertes por COVID-19 el 2 de mayo, todas ellas en Shanghái, lo que eleva el total de China a 5.112 desde que comenzó la pandemia.
LA CAPITAL REFUERZA LOS CONTROLES
Pekín, con decenas de nuevos casos diarios en un brote que se encuentra en su segunda semana, apuesta por las pruebas masivas para localizar y aislar a los infectados y evitar un confinamiento similar al de Shanghái.
La capital, de 22 millones de habitantes, ha reforzado las medidas de control del COVID-19 durante los cinco días de vacaciones del Día del Trabajo, que se prolongan hasta el miércoles, uno de los periodos más activos para los restaurantes y el turismo.
Doce de los 16 distritos de Pekín llevarán a cabo otras tres rondas de pruebas de COVID-19 entre el 3 y el 5 de mayo, tras las tres rondas anteriores de control realizadas la semana pasada.
Los restaurantes de la capital cerraron sus puertas y algunos bloques de apartamentos estuvieron precintados. La mayoría de los demás locales estaban cerrados o exigían a los visitantes una prueba de PCR negativa.
Las calles estaban tranquilas y muchos residentes temían recibir una orden de cuarentena si se descubría que habían estado cerca de un caso de COVID-19.
Los nuevos casos diarios de Pekín se han mantenido relativamente estables desde que surgieron las primeras infecciones en la capital el 22 de abril, con un total de 62 detectados el 2 de mayo.
En Shanghái, el número de casos detectados fuera de las zonas en cuarentena aumentó de 58 a 73, lo que supone un retroceso después de dos días consecutivos de cero casos.
Un periodo de cero casos en dichas zonas, en las que se permite cierto movimiento fuera de los recintos residenciales, es un requisito clave para una relajación más significativa de las restricciones del COVID-19.
(1 dólar estadounidense = 6,608 yuanes chinos renminbi)
(Información de Hallie Gu en Pekín, Brenda Goh y Zhang Yan en Shanghái y las redacciones de Pekín y Shanghái; escrito por Marius Zaharia; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)