Francia se ha mostrado reacia a la idea de construir un gasoducto entre la península ibérica y el resto de Europa a través de los Pirineos para aliviar la tensa situación energética en la región. El argumento principal en contra del proyecto conocido como MidCat, que fue suspendido en 2019, es su costo, que ascendería a 3.000 millones de euros, y el tiempo que el gasoducto tardaría en completarse.
El Ministerio de Transición Energética de Francia expresó en un correo electrónico, del que hicieron eco el diario El País y otros medios españoles, que «un proyecto así requeriría, en todo caso, numerosos años para ser operativo (el tiempo de estudios y de obras para este tipo de infraestructuras toma siempre muchos años) y no respondería, pues, a la crisis actual».
Según la citada autoridad francesa, en lugar de optar por el gasoducto, habría que centrarse en las nuevas terminales para recibir el gas natural en barcos desde los países del golfo Pérsico o de Estados Unidos, ya que esta alternativa supone «inversiones menores y más rápidas».