Las bacterias intestinales pueden ser la clave para prevenir la enfermedad de Parkinson
11.05.2023 17:18
© Reuters. Las bacterias intestinales pueden ser la clave para prevenir la enfermedad de Parkinson
El Alzheimer, la depresión y la obesidad son enfermedades que podrían prevenirse, si no tratarse, gracias al equilibrio adecuado de bacterias, hongos y virus que viven de forma natural en nuestros intestinos. Es lo que se conoce como «microbiota intestinal» o simplemente «flora intestinal».
Y es que científicos finlandeses afirman haber descubierto que ciertas cepas de bacterias intestinales son también la causa probable de la enfermedad de Parkinson.
El Parkinson, un trastorno neurodegenerativo común relacionado con la edad, provoca movimientos involuntarios o incontrolables y afecta a unos ocho millones de personas en todo el mundo. A pesar de más de 200 años de investigación, sus causas subyacentes no se comprenden del todo.
Sin embargo, gracias a la investigación sobre la microbiota, por fin se ha resuelto el enigma.
«El Parkinson está causado principalmente por factores ambientales, es decir, por la exposición ambiental a las cepas bacterianas de Desulfovibrio«, explica en un comunicado el profesor Per Saris, investigador principal de la Universidad de Helsinki. «Y sólo una pequeña parte, aproximadamente el 10%, está causada por genes individuales».
Investigaciones anteriores del equipo de Saris ya habían determinado que la bacteria Desulfovibrio (DSV (CSE:)) —un tipo de bacteria que absorbe sulfato tóxico— era más prevalente y abundante en cantidad en los pacientes con enfermedad de Parkinson, especialmente en los que experimentaban síntomas más graves, en comparación con los individuos sanos.
Sin embargo, no se había investigado qué papel desempeñaban estas bacterias en el desarrollo de la enfermedad. Pues bien, los experimentos más recientes del equipo publicados en la revista científica Frontier —en los que se compararon muestras fecales de 10 pacientes de Parkinson y sus cónyuges sanos— han confirmado la hipótesis.
El equipo de Saris descubrió que las bacterias DSV potencian la agregación de una proteína neuronal llamada alfa-sinucleína —una proteína que se encuentra principalmente en las neuronas del cerebro— que es un sello distintivo de la enfermedad.
«Un olor particular»
El año pasado, una mujer escocesa de 72 años llamada Joy Milne proporcionó accidentalmente un importante avance en la detección del Parkinson. Se había dado cuenta de que el olor de su marido había cambiado 12 años antes de que le diagnosticaran Parkinson, observando que había desarrollado un aroma almizclado, distinto del habitual.
Un equipo de la Universidad de Manchester descubrió que, en efecto, la enfermedad de Parkinson tiene un olor particular. Con la ayuda de Milne, desarrollaron una prueba que podía determinar en sólo tres minutos si alguien padece la enfermedad.
Saris afirma que el descubrimiento de Milne coincide con los de su propio equipo: «Había unos cuantos estudios sobre qué compuestos causaban el olor y comprobé si las bacterias Desulfovibrio tenían la capacidad de producir estos compuestos», explica Saris a Euronews Next (LON:). «¿Adivina cuál fue el resultado? Sí, pueden, ninguna sorpresa».
Durante años, los pacientes y los médicos han señalado los problemas intestinales como un posible indicador de la enfermedad de Parkinson. «Las personas han informado que experimentan estreñimiento meses antes de que aparezcan los primeros síntomas«, revela Saris, «y durante mucho tiempo, esto ha hecho que la gente piense que podría haber una toxina o una bacteria que estaba iniciando el desarrollo de la enfermedad de Parkinson».
Los hallazgos de su equipo parecen confirmar esa teoría, al tiempo que brindan la oportunidad de «identificar a aquellos con un alto número de bacterias en el intestino y luego determinar quién estaría en riesgo de desarrollar Parkinson en diez o 20 años».
Saris también espera que los médicos puedan realizar exámenes para detectar las bacterias asociadas con el Parkinson y, posteriormente, eliminarlas del intestino, «aliviando y ralentizando los síntomas de los pacientes con la enfermedad de Parkinson».
¿De dónde viene el Desulfovibrio?
“Muchas personas tienen esta cepa en sus intestinos”, dice Saris. “Está en el medio ambiente, en el suelo, en el agua y también en los alimentos. Básicamente los comemos todos los días, pero en una situación normal, no crecen en cantidades muy altas. Además, en una situación normal, cuentas con la enzima desintoxicante de sulfuro de nitrógeno que te mantendrá saludable”.
Saris reconoce que todavía están realizando pruebas para determinar cuáles son los mejores alimentos para inhibir el desarrollo de las cepas de Desulfovibrio. Sin embargo, recomienda “una dieta más vegetariana, con una buena cantidad de fibra”.
“Se sabe que existe una correlación entre el consumo de carne y la enfermedad de Parkinson”, señala el científico finlandés, que también recomienda evitar cualquier comportamiento que provoque riesgo de inflamación en los intestinos. «Eso significa, si es posible, nada de estrés”.
Saris aconseja “ser amado y amar a alguien, adentrarse en la naturaleza, estar en contacto con microbios en el bosque y en contacto con animales”. Esto, junto a una buena alimentación “ayudará al intestino a evitar un estado de inflamación”.