Las estructuras del colonialismo son legado difícil de superar Por EFE
09.12.2024 11:37
Carmen Rodríguez
Estocolmo, 9 dic (.).- El nobel de Economía Simon Johnson ha dedicado gran parte de su trabajo a analizar las estructuras impuestas por los europeos durante el periodo colonial, entre ellas las creadas en América Latina por los españoles, y señala que, en algunos países, «resultan ser legados muy difíciles de superar».
Johnson (1963, Sheffield, Reino Unido), del Instituto Tecnológico del Massachusetts (EE. UU.) y que fue economista jefe del Fondo Monetario Internacional entre 2007 y 2008, comparte premio con Daron Acemoglu y James Robinson, los tres teóricos de la pobreza, por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y afectan a la prosperidad.
Los premiados, que recibirán mañana el galardón junto al resto de laureados, han demostrado que una de las explicaciones de las diferencias en la prosperidad de los países son las instituciones sociales introducidas durante el colonialismo.
En algunos lugares, tenían el objetivo de extraer los recursos en beneficio de los colonizadores y, en otros, donde estos eran escasos, crearon sistemas políticos y económicos integradores para beneficio a largo plazo de los emigrantes europeos.
Pregunta: Usted ha estudiado los efectos de la colonización en Latinoamérica, ¿cómo ve ahora la situación en esos países?
Respuesta: La experiencia colonial en América Latina fue muy formativa y realmente duradera. Creo que en varios países se han hecho progresos, de vez en cuando, pero todavía están tratando de lidiar con muchas de las desigualdades creadas por las estructuras impuestas por los españoles, que resultan ser legados muy difíciles de superar, por ejemplo, en Perú.
Argentina ha sido una de las experiencias más tristes y decepcionantes de los últimos 100 años, porque es un país del que cabía esperar, era bastante próspero a finales del siglo XIX, y realmente no cumplieron esa promesa a lo largo del siglo XX.
Así que, el legado español fue muy profundo, pero también lo fueron los otros legados europeos, todos los imperios europeos tuvieron importantes consecuencias para los lugares donde tomaron el control.
P: ¿Pero desde que lograron la independencia, no han podido cambiar esas instituciones?
R: Si nos fijamos en todas estas antiguas colonias, vemos una gran cantidad de lo que llamamos ‘dependencia del camino’, lo que significa que las instituciones y los acuerdos que existían durante el período colonial fueron asumidos después de la independencia por la población local y siguieron aplicando alguna versión de un sistema basado en la dominación colonial.
India fue gobernada por los británicos de varias maneras durante bastante tiempo y luego, cuando fueron expulsados por completo, los indios dirigían una versión del Estado que se basaba en gran medida en lo que los británicos habían dejado atrás.
Creo que muchos de los problemas a los que se ha enfrentado India en los últimos 70 años se deben a que nunca ha sido capaz de desprenderse de ese legado colonial, incluido el funcionamiento del gobierno.
P: Hace un año escribió junto a su compañero de nobel Acemouglu ‘Poder y progreso’. ¿Para quién es bueno el desarrollo tecnológico?
R: La cuestión es que mucha gente, incluso en Estados Unidos, dicen que el cambio y las mejoras tecnológicas se convierten necesariamente en mejoras para la mayoría de la gente.
Obviamente, la nueva tecnología es buena para alguien, normalmente para la gente que la inventa y la controla. En los últimos 1.000 años de historia, a veces el cambio tecnológico se convierte en salarios más altos y mejores niveles de vida para la mayoría de la gente, pero otras es solo para unas pocas personas.
La pregunta que tratamos de responder es ¿cuándo se consigue una prosperidad más ampliamente compartida a partir de la nueva tecnología?
P: ¿Y en el caso de inteligencia artificial (IA)?
R: Creo que hay una bifurcación a lo largo del camino. Por un lado tienes unas pocas empresas y personas que controlan la tecnología que se utiliza en todo el mundo. La mayor parte de los beneficios van a esas empresas y el impacto sobre el empleo, en particular, será bastante difícil y muchos de los puestos de trabajo de la clase media estarán en problemas.
Por otro lado, hay muchas más oportunidades para más gente y lo que llamamos IA pro-trabajador es una posibilidad real, de manera que la tecnología se desarrolla de una forma mucho más ampliamente compartida. Eso es lo que recomendamos y en lo que trabajamos.
Pero creo que el camino por defecto, el que vamos a seguir de forma natural, el de menor resistencia, es aquel en el que una gran cantidad de poder está en manos de unas pocas personas. Y eso se debe a la forma en que opera el mercado y la forma en que ya tenemos una gran desigualdad de ingresos.
Ir por el otro camino es posible, pero requiere más esfuerzo y cambios más deliberados por los gobiernos, pero es una posibilidad real.
P: ¿Si la IA está en manos de solo unas pocas empresas, puede ser peligroso para la democracia?
R: Sí, absolutamente. Creo que Elon Musk es un individuo muy interesante, que obviamente está muy presente en las noticias y está controlando partes importantes de la nueva tecnología, incluyendo potencialmente la IA. A la vez tiene esta estrecha relación con Donald Trump.
Este tipo de concentración de control sobre la tecnología y la conexión política no es útil para la democracia, y él es solo un ejemplo.
P: ¿Tiene una opinión sobre la próxima presidencia en Estados Unidos de Donald Trump?
R: Obviamente es muy pronto y creo que siempre deberíamos juzgar las políticas cuando se presentan, mejor que solo las especulaciones, pero me preocupa mucho que, gran parte de la retórica de Trump, sea extremadamente peligrosa, tanto para la democracia estadounidense, como para la economía mundial y el orden de seguridad mundial.
Así que veremos lo que hace realmente, hay posibilidades mejores y peores, pero en este momento estoy muy preocupado.
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